Lo hemos visto demasiadas veces en departamentos de QA: se anuncia una nueva metodología de pruebas, se plantea migrar a automatización, se quiere integrar QA en el ciclo de desarrollo desde el inicio… todo el mundo se muestra entusiasta, los líderes presentan el plan como el inicio de una nueva era… y unas semanas después, volvemos a los mismos Excel de siempre, a probar al final del sprint y a repetir los bugs de versiones anteriores.
¿Por qué ocurre esto? Porque mejorar la calidad no es solo decidirlo: implica estrategia, acción y constancia. En este artículo adaptado al mundo del Quality Assurance, exploramos cómo llevar a cabo una transformación real y sostenible, para que tus esfuerzos no acaben archivados junto a aquellos scripts de pruebas que nunca se ejecutaron.
1. Diagnóstico: Entiende tu sistema antes de testearlo

Antes de introducir nuevas herramientas, frameworks o procesos, haz un buen análisis del estado actual de tu equipo y entorno de QA:
- ¿Qué problema queremos resolver? ¿Estamos perdiendo cobertura? ¿La deuda técnica impide automatizar? ¿El testing llega tarde en el ciclo?
- ¿Quién quiere el cambio? ¿Es un impulso del equipo técnico o una exigencia del cliente?
- ¿Qué impacto tendrá? ¿Los testers necesitan nuevas skills? ¿El equipo de desarrollo deberá colaborar más estrechamente con QA?
- ¿Cuál es la urgencia? ¿Estamos frenando releases o aún estamos a tiempo de mejorar sin presión extrema?
No te lances a automatizar sin saber qué pruebas ya fallan de forma recurrente. No instales nuevas herramientas si aún nadie usa bien las actuales. Diagnosticar es parte del trabajo de calidad.
2. Diseño de la estrategia: No basta con instalar un framework
Transformar QA no se trata solo de cambiar herramientas, sino de redefinir cómo se asegura la calidad en todo el ciclo de vida. Para no acabar automatizando lo que no aporta valor, necesitas:
- Objetivos SMART de QA: por ejemplo, aumentar la cobertura de pruebas críticas en un 30% en los próximos tres meses. Evita a toda costa acumular “vanity metrics”, las que solo están ahí para que salgan números bonitos, pero sin causar impacto real.
- Liderazgo técnico y funcional comprometido: el cambio no puede venir solo desde QA. Debe implicar también a desarrollo, producto y gestión. Es una área de interdependencia entre departamentos, y está condenado al fracaso si otros no están y actúan alineados.
- Recursos reales: automatizar sin personas formadas o sin tiempo asignado es garantía de fracaso. El papel todo lo aguanta, pero si no es coherente con la realidad, costará caro en errores y gente quemada.
- Plan y roadmap: pasos pequeños, hitos visibles y revisión constante del progreso te hará ir dando pasos pequeños pero firmes, y te llevará hacia una meta realista.
3. Comunicación: Que no te lo cuenten por Slack

Muchas transformaciones QA fallan porque nadie se entera de lo que se está intentando cambiar. Otros simplemente se enteran demasiado tarde. Se hacen planes grandiosos sin consultárselo a los equipos técnicos y sin comunicar las decisiones finalmente tomadas. ¿Cómo evitarlo?
- Comunica con claridad los porqués: si la cobertura bajó, si la deuda técnica es insostenible o si los bugs aumentan, compártelo. La transparencia proactiva evitará que las razones suenen a excusa.
- Adapta el mensaje al público: el desarrollador no necesita el mismo discurso que el product owner o el CTO. Habla técnico con quien lo necesite y “castellano de mortales” con quien lo entiende mejor así.
- Escucha al equipo: los equipos de calidad suelen tener una visión muy clara de los cuellos de botella. Crea espacios de feedback donde puedan hablar sin miedo y ser realmente escuchados.
4. Implementación: Testea también tu plan de cambio
Una transformación en QA no es lineal. Se prueba, se falla, se ajusta. Como en cualquier ciclo de testing, se aprende del error:
- Busca quick wins: ¿puedes reducir en una semana los falso positivos de regresión? ¿Automatizar los 2 casos más repetitivos?
- Forma y acompaña: no todos sabrán usar Selenium o Cypress desde el primer día. Ofrece sesiones prácticas, acompañamiento y documentación clara. También puede ser útil que se lleven deberes y tengan sesiones mentorizadas de vez en cuando para asegurar continuidad.
- Sé ágil también para corregir el rumbo: si una suite de pruebas tarda 6h y nadie la usa, cámbiala. El objetivo es mejorar la calidad, no solo marcar KPIs. Define, actúa, analiza y corrige, es todo un ciclo.
5. Sostenibilidad: Que la calidad no dependa de una persona
El reto no es solo hacer un cambio, sino que ese cambio permanezca:

- Define indicadores de calidad y revísalos periódicamente: no solo cuentes bugs. Mide la satisfacción del equipo, los tiempos de feedback, la estabilidad de los entornos…Siempre triangula tus métricas, busca 3 indicadores que te aseguren que no se vaya a estropear un lado para que salga bonito el otro.
- Reconoce y celebra a quien impulsa la mejora continua: crea embajadores de calidad en el equipo y convence en lugar de imponer. La gente estará mucho más dispuesta a cambiar si entienden el porqué que hay detrás y ven los beneficios, tanto para el producto como para ellos mismos.
- Haz del cambio parte de la cultura: que la gente entienda que reportar un fallo es contribuir al producto, no molestar. Que proponer una mejora al proceso es tan valioso como encontrar un bug.
La calidad, como el fitness, no se logra con una sesión intensa sino con constancia. Si realmente quieres elevar el nivel de QA en tu organización, no bastan las buenas intenciones ni las licencias de herramientas caras: necesitas implicación y compromiso a todos niveles, liderazgo, seguimiento y mucha colaboración. Y si al final todo falla… al menos podrás tener la consciencia tranquila de que lo intentaste, más allá de gastarte miles de euros en licencias que nadie usa.
Desde Capitole, podemos ayudarte a construir una estrategia de QA sostenible, eficiente y realista. ¿Hablamos?